Atleta desde siempre. María José Sarmiento jugó al hockey sobre cesped toda su vida, incluso después de dar a luz, pero como los chicos iban creciendo y sus tiempos se iban limitando, encontró en el deporte al aire libre, donde no hay horarios y exigencias -al menos en el inicio- otro cable a tierra. Empezó a correr y andar en bici por las calles sanjuaninas, hasta que conoció la montaña por una amiga que la convenció de probar una disciplina un poquito más desafiante como el trail running. Y quedó enamorada, al punto que arrancó corriendo 10 kilómetros y ahora, ya con varios años en la disciplina, irá por sus primeros 100K.
La deportista sanjuanina iniciará en la noche del viernes 24 de mayo la carrera más importante que ha disputado hasta ahora. Será en el Desafío Punta Negra, cuya competencia corre desde su primera edición, cuando se llamaba Desafío Ansilta. «Me enamoré de la montaña, me enamoré de correr con los cinco sentidos; hay sensaciones que son únicas adentro de la montaña. Y ahora voy por un salto enorme. La mayor distancia que corrí fueron 70K y como me gusta desafiarme, pensé en los 100K. Vamos a ver qué pasa, yo siempre digo que no falla el que no lo intenta. Lo voy a intentar», expresó la protagonista a Tiempo de San Juan.
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Para María José será un reto enorme, con la particularidad de la dura lesión que tuvo que superar después de su última competencia y la tuvo cuatro meses fuera de la montaña: «Terminé con la hernia del deportista, como se dice. Estuve mucho tiempo parada y para el que ama correr, sabe que eso se vuelve un calvario y una lucha interna entre las ganas, los sueños y lo que nos toca vivir. Fueron meses muy oscuros donde no sabía si iba a volver a correr. Pero gracias a mi kinesiólogo Maxi Argüello lo pude superar; él me contuvo y me tuvo la paciencia cada día en que sentía que no podía más con el dolor y con la lesión».
Si bien sigue con las sesiones de kinesio a días de la competencia, los últimos meses estuvo entrenando y preparándose mental y físicamente para el Desafío Punta Negra. El conocido atleta de alto rendimiento, Facundo Nuñer, es quien está detrás de su entrenamiento, que consta de hasta dos horas de lunes a viernes y un poco más, los fines de semana. «He entrenado hasta 12 horas seguidas, sola. Y mis hijos, a cada hora, me decían que les mandara un mensajito. Con eso íbamos controlando que no pasara nada».
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Soy una simple mortal que se dedica a correr, pero quiero transmitir que se puede, que uno se tiene que proponer sus objetivos y trabajar para lograrlos. Yo trabajo muchas horas. A veces trabajo 12 horas por día y llego, me tomo unos mates y salgo a entrenar. Soy una simple mortal que se dedica a correr, pero quiero transmitir que se puede, que uno se tiene que proponer sus objetivos y trabajar para lograrlos. «Yo trabajo muchas horas. A veces trabajo 12 horas por día y llego, me tomo unos mates y salgo a entrenar.
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Claro que el Desafío Punta Negra será mucho más extenso en kilómetros. María José calcula que completará los 100 kilómetros en 18 o 20 horas. Comentó que será clave la estabilidad mental, ya que pasando las 6 horas el cuerpo «corre por inercia». Y como es prácticamente un día casi completo adentro de la montaña -gran parte del recorrido lo hará de noche y con temperaturas bajo cero-, tiene previsto todos los elementos que la tienen y deben acompañar: desde la mochila de hidratación hasta las barritas de cereales y sándwichs.
Quienes la siguen desde sus inicios, familiares y amigos, la estarán alentando al inicio y final de la carrera. También sus compañeros y alumnos de la Escuela Modelo, donde ejerce como directora del establecimiento escolar. «Mis hijos no están muy convencidos porque el año pasado terminé lesionada, pero saben que me apasiona, que me gusta muchísimo. Yo digo que corro sola, pero no se corre sola, porque en los momentos de oscuridad, porque se pasa por esos momentos, uno piensa en los mensajes que te manda tu círculo y en las cosas que te dicen; se piensa en la familia, en los amigos, en los que te acompañaron en los entrenamientos. Uno los lleva en toda la carreras», expresó.
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Y para cerrar le agradeció a todos: «Agradezco a Dios por darme la salud para este Desafío; a mi mamá, que aunque no esté físicamente me acompaña siempre y es parte de quién soy; a mis hijos que bancan a esta loca de madre que les tocó; a mi familia, a mis amigas de la vida y de la montaña; a mis compañeros de entreno Eduardo Ponce y Eliana García, a mi amiga y couch Gabriela Magnano que me enseñó tanto y me preparó la cabeza para que ‘nada me detenga’; a todos mis alumnos que me dan su alegría cada día y a todos los que de una u otra manera recorren este camino que elijo vivir. A mi entrenador Facundo Nuñer que confió en mí, con nuestros encuentros y desencuentros, pero que me preparó para largar los 100K».